Actualmente en nuestra sociedad muchos adultos mayores viven
solos, están viudos o viudas y padecen pérdidas de autonomía. Por otro lado,
hay personas mayores que están rodeados de familiares y amigos, pero de todas
formas presentan ese sentimiento de soledad.
Muchos autores conciben la soledad como una experiencia
subjetiva y desagradable que surge cuando el individuo percibe deficiencias en
el funcionamiento de sus redes sociales. Existen dos formas de soledad, aquella
que está relacionada con el aislamiento social y la otra que es provocada por
determinadas pérdidas afectivas y emocionales que dan seguridad.
La soledad en los adultos mayores es una experiencia negativa
que trae consigo la baja autoestima, la marginación, la ansiedad, la
alienación, la insatisfacción, etc. Algunos conocedores del tema afirman que es
un sentimiento transitorio que a veces puede adquirir una dimensión crónica.
La sociedad es consciente de que la soledad es un problema
que afecta a muchas personas mayores, por ello se debería poner en
funcionamiento diversos programas de intervención psicosocial; así como
también, fomentar el apoyo familiar en cada hogar, no se trata de sólo
brindarle apoyo económico, sino de pasar tiempo con el adulto mayor que tenemos
en casa, brindarle la debida atención y hacerlo sentir parte de la familia, se
debe fomentar su participación activa, así como también brindarles la comprensión
y el amor necesario para que se sientan queridos y fortalecidos día a día.
Fuente: Muñoz, J. (2002). Psicología del Envejecimiento.
Madrid: Pirámide. 204 pps.
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